Estamos en el remoto pueblo de Nome, en Alaska, y corre el año 1921. Ada Blackjack, joven iñupiat de veintitrés años, decide dejar en un hospicio a su hijo Bennett, enfermo de tuberculosis, hasta que encuentre la forma de mantenerlo. Pronto una oportunidad le cae del cielo: un barco proveniente de Seattle. En él van cuatro exploradores con ansia de aventura y fantasías coloniales. Se dirigen a la isla de Wrangell —el último refugio de los mamuts— para habitar allí un tiempo y anexionar el territorio al gobierno británico; están buscando a una iñupiat que, por cincuenta dólares al mes, cocine y cosa para ellos durante la travesía.
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