Muchas veces, ante determinado suceso, nos preguntamos si tuvimos buena o mala suerte. Casi ganamos la lotería, solo nos faltó acertar un número; casi salimos campeones, con un empate lo lográbamos, pero en el último segundo nos hicieron un gol y perdimos. Mala suerte. Chocamos en la ruta, nuestro auto se destruyó por completo pero nosotros salimos ilesos; pasamos caminando por debajo de un balcón que se derrumbó cinco minutos después. Buena suerte. ¿Pero podemos atribuir a la suerte los resultados de las cosas que hacemos? Steven Hales nos muestra en este libro que todo depende, en última instancia, de la perspectiva que adoptemos para evaluar esos resultados.
CORREO ARGENTINO
DESCUENTO DEL 10% POR TRANSFERENCIA BANCARIA
Protegemos tus datos