El trap marcó un antes y un después en la música argentina. Objeto de fanatismo, consumo juvenil masivo y blanco de prejuicios, su vertiginoso pasaje del freestyle callejero a llenar estadios lo vuelven un fenómeno que tenía que ser pensado. Y a eso se dedicaron Camila Caamaño y Amadeo Gandolfo: a la desafiante tarea de historizar un género en constante mutación, que deriva del hip-hop para llegar al reggaetón, mezclarse con el rock, el pop o la cumbia villera, volverse fórmula hegemónica y finalmente estallar en multiplicidad de sonidos. En los doce años que abarca este libro, el trap se ganó su lugar como soundtrack de una época, siendo expresión de una cultura precarizada e hiperconectada.
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