¿De qué se acuerdan? ¿Qué fueron hasta que llegaron a mí? ¿Sienten el mismo viento en el viento? ¿Escuchan esas voces? ¿Ven el campo igual al campo, ahora que los hago volver a estar donde antes estuvieron? Un cuerpo muerto no sangra nos abre las formas distintas del recuerdo, las porciones de memoria que nos vamos pasando de una mano a otra como un bizcochuelo tibio. Un cuerpo muerto no sangra, pero habla. De lo que fue antes, en la vida compartida: un tío, un hermano, un amigo, un hombre. De lo que los otros fueron mientras con él pasaron. Contando la historia de ese hombre y de ese tiempo en el que con los demás eran los días y las tardes, el amor, el trabajo, la pena, el aprendizaje, el juego, la suerte y la desgracia, Andreina D’Ambruo
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