A veces sentimos que toda nuestra vida anterior no es en absoluto una nube de polvo ni una vasija sepultada en el fondo de nosotros, sino un músculo vivo e impaciente en el fondo de nuestro cuerpo. Esa mujer que amé hace años, incluso hace décadas, ya no vive en este mundo –ni en ningún otro– pero algo de su cuerpo fluye aún por el mío. Esa huella viva (porque estoy vivo cuando escribo esta frase) se domicilió en el cuerpo que responde a mi nombre y apellido. Más que el alma que se desprende de él como un eco, todo cuerpo amado mora en el cuerpo donde no hace más que ocupar el lugar que tiene asignado desde el momento en que su forma aceptó impregnarse allí. Lo que trato de pensar no se diferencia en nada de lo que he vivido y, sobre todo, de lo que quiero seguir viviendo.
*
Sólo se ama una vez. Y no sabemos que es la única vez porque recién la descubrimos.
Ficciones del destello, epifanias... ...
Ver Unas Pocas Palabras, un Pequeño Refugio - Bernard Kenneth - Fiordo en detalleLa ‘Patafísica o “ciencia de las... ...
Ver Patafísica: epítomes, recetas y lecciones - AA.VV. - Caja Negra en detalleEl corazón de un perro - Laurie... ...
Ver El corazón de un perro - Laurie Anderson - Bikini Ninja en detalleLos diarios que componen este libro,... ...
Ver Memoria de los ritos paralelos - Miguel Grinberg - Caja Negra en detalleMERCADO ENVÍOS Y OCA
DESCUENTO DEL 5% POR TRANSFERENCIA BANCARIA
Protegemos tus datos