Violenta desde su origen, la literatura argentina no tiene sin embargo una gran tradición de asesinos seriales, si bien en las últimas décadas la fascinación por esa clase de personajes nos ha inundado de películas y series. En esta novela gótica urbana, Scott amplía esta genealogía oscura y elegante, no tanto como homenaje, sino como examen y exploración de un género al borde de su extinción, para despedirlo o reinventarlo. Si tomamos a Jack el Destripador como el crimen fundante de esta literatura, el serial killer sería otro efecto indeseado de la sociedad moderna y la realización de sus fantasías misóginas por excelencia, en tiempos donde la mujer comenzó a luchar por la igualdad.
 
                                                                 
                                                                 
                                                                 
                                                                CORREO ARGENTINO
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