Pedro Lemebel antes de escritor fue artista, y antes, artesano; pero más atrás profesor de arte y en un principio ese niño proletario que junto a su madre y abuela mientras escuchaba la radio, se sintió llamado a hacer grandes cosas. Dickens, Perlongher y la travesti de la esquina, Foucault y un papagayo, a los que leyó y supo amar para mezclarlos en su lengua filosa, marginal, comunista e incendiaria, construida desde los márgenes para la Revolución. Gonzalo León, a través de un exhaustivo trabajo de archivo y de búsqueda detectivesca reunió, compiló y anotó estas cuarenta conversaciones, mantenidas con cronistas sudamericanxs, haciendo de Lemebel Oral, una especie de autobiografía, esa que Pedro Lemebel nunca quiso escribir.
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